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¡INCOMPETENTES!

Por Edgardo Cabrera

El domingo la mandamás acudió a los funerales del policía Antonio Hernández y pretendió hacer uso político de la tragedia, hay que decirlo, su presencia no fue en solidaridad con el dolor de la familia, para muestra el insensible e hipócrita discurso, por cierto, con un garrafal error, en un intento de lavar culpas y exonerar a sus mandos.

El sábado, quien se desempeñó como director de investigación, fue desconectado de los aparatos que lo mantuvieron con vida y en agonía durante 12 días, fue inducido a coma por las graves lesiones que presentaba tras el linchamiento del que fue víctima en Zacatelco el pasado 8 de abril, otro de sus compañeros, del área jurídica, murió el mismo día de la golpiza.

El homenaje ofende, porque es la fecha que la Procuraduría General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Ciudadana no aclaran omisiones y torpezas, la última de ellas, derivó que los dos únicos presuntos delincuentes detenidos el día de los hechos fueran dejados en libertad por un juez, no los pusieron a disposición por homicidio, sino por robo, y de eso ¿quién dará cuentas?, el Ministerio Público, los policías, los elementos de investigación, la procuradora ¿quién?

Tampoco existe explicación precisa de qué hacían policías estatales en la Sección Quinta sin ningún protocolo que les garantizará su integridad física en las tareas de investigación que realizaban sobre una supuesta banda de asaltantes de transporte, tampoco se sabe si fincaron responsabilidades a los mandos que los dejaron a su suerte, una vez retenidos por la turba, empezando por el secretario Marrufo el Marino, y, lo peor, por qué no aplicaron el protocolo anti linchamiento, todo ello es atribuible al gobierno estatal.

Eso sí, los chivos expiatorios en este momento son el alcalde Pérez, alias el “Cachorro”, y su comandante de seguridad; la misma fórmula aplicada en otro linchamiento ocurrido en Tlalcuapan, Chiautempan, en abril del año 2022, donde el presidente de comunidad fue condenado a prisión, aunque él no participó directamente en la agresión al hombre que fue golpeado y quemado, pero fue vinculado y sentenciado por omiso.

En el caso de Zacatelco, la podredumbre no solo es del lado del ayuntamiento, lo que ocurrió allá es, además, otro caso de torpeza de la política interna de la Triste Historia a manos del ahijado de la mandamás, que en su momento acusó al cachorro del desastre de su cuerpo policíaco, pero semanas atrás le aplaudieron y exaltaron al inaugurar un C2 allá, además por las mentiras de que el estado asumiría el control de la seguridad tras el conflicto social a final del año 2023, en los hechos eso no ocurrió.

“…MANTENERNOS INSEGUROS”

Ya le decía al principio que, en ese afán protagónico, más que de verdadera solidaridad con los deudos, la mandamás pronunció un torpe discurso, donde dejó en claro que la seguridad es un desastre, no por nada, la danza de secretarios y encargados de despacho.

“Esta triste pérdida refuerza en todos nosotros el compromiso por trabajar juntos, más unidos que nunca para proteger a aquellos que se dedican a mantenernos inseguros (sic), seguros”, sí, así lo dijo, “mantenernos inseguros”, y le creemos.

Al final de la ceremonia, los deudos del elemento no escondieron su coraje por la dolorosa pérdida de quien era sustento, orgullo y ejemplo a seguir, por lo que, entre gritos, le reprocharon a la mandamás que hayan dejado solo al oficial Antonio y que fueran liberados los detenidos, incluso, reclamaron el deficiente equipo hospitalario para mantenerlo con vida, y ahí no acaba, veremos por cuanto tiempo apoyan económicamente a la familia, porque en eso también son simuladores.

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