Ahora sí Sergio González se bordó la barda, en uno más de sus desesperados y torpes intentos por justificar la ola delictiva y las atrocidades que se cometen en Tlaxcala, tuvo un lapsus brutus al asegurar que los delincuentes han establecido sus domicilios en la entidad, pero también, pese a negar la presencia del crimen organizado, admitió la existencia de casas de seguridad.
La incontinencia verbal del número dos (de gobierno), no solo quedó en decir que la entidad es segura, pero para que residan los delincuentes que operan en otros estados, sino que en esa misma declaración a la prensa nos regaló otra joya: “Tlaxcala pueden tomarlo como una zona no tan caliente… piensan que el Estado es tranquilo y pueden estar acá”, ¡vaya revelación!
¡Sí!, después de dos años de negarlo y presumirse como la burbuja nacional, desgraciadamente la entidad padece de manera sin precedente masacres, ajusticiamientos entre criminales, balaceras a plena la luz del día (protagonizadas por los 007’s de la procu), y aparición de desmembrados.
Ahí no acaban los hechos contrastantes con los dichos gubernamentales. De manera oficial la administración lorenista clasifica los homicidios como: “embolsados”, “encobijados” o “encajuelados”, términos adoptados en las entidades con presencia del crimen organizado.
A dos años es claro que la Triste Historia le quedó deber al pueblo, en lugar de reducir los índices delictivos, somos la tercera entidad con la mayor tasa de víctimas, y desgraciadamente la desconfianza por la procuración de justicia inhibe la denuncia, por ello es que se dice que la entidad cuenta con bajos índices de inseguridad, pero el INEGI reveló lo contrario, es de los estados con crecientes cifras negras ante el temor y desconfianza a la autoridad.
¡VIVA MÉXICO!
La mandamás llega a su tercer grito de independencia con un desplome en su calificación en las encuestas de opinión, así como con el acumulado de 171 protestas y manifestaciones, una cifra sin precedente, histórica, como aquella que presumió cuando ganó la elección, de esos más de 300 mil votos (que quién sabe si eran ciertos), una enorme cantidad los ha perdido por faltar a su palabra, incumplir acuerdos y privilegiar a la legión morelense y poblana, sobre los tlaxcaltecas que la apoyaron en campaña.
Dado que temen protestas durante la fecha más representativa de nuestra independencia nacional, el gobierno intolerante a la libre expresión y manifestación ordenó dos operativos simultáneos, por un lado, blindar la Plaza de la Constitución con un cerco, arcos detectores de metales, y francotiradores en azoteas, fotógrafos y camarógrafos para “fichar” a quienes lancen consignas.
También ordenaron la presencia de policías vestidos de civiles infiltrados entre el pueblo que desea acudir a celebrar, y los lambiscones funcionarios tristones exigieron a los trabajadores de confianza estar presentes desde las 19 horas frente a Palacio de Gobierno para “apropiarse” de las primeras filas para que la patrona los vea echándole porras.
Por cierto, ya que lo que sobra es dinero, el miércoles quitaron las horribles lonas pixeleadas colocadas en el Palacio de Gobierno, eran un riesgo por la detonación de los fuegos pirotécnicos y eso, de nuevo, evidencia la falta de cerebro y planeación con la actúa este mal gobierno.
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