A partir del 5 de junio, un día después de las elecciones del Estado de México y Coahuila, arreciará la disputa por alguna de las candidaturas para el 2024, las más codiciadas con las del senado, donde también se juega la sucesión gubernamental, pero en cascada están diputaciones federales y locales, así como presidencias municipales y de comunidad.
Ante ello, las calenturas están a la orden del día, ya hablamos de los funcionarios tristones que salieron malos para hacer gobierno, pero son peores para la grilla, su principal mal ejemplo es Sergio, a quien se le incendia el estado, no hay semana sin protestas, mientras el suspirante pierde el tiempo en su guajira intención.
En el caso de la oposición no hay idea, los panistas siguen extraviados entre aquello del “Tlaxcala que sueñan”, ideota que terminó en el cajón de las vergüenzas, y su política boletinera, donde lo mismo presumen la entrega de juguetes, que se pronuncian por cuanta ocurrencia dice López Obrador en las mañaneras, de la política local, mejor cierran los ojos y la boca para no ser maltratados por la mandamás, le tienen pavor.
Por ahí anda la senadora Minerva Hernández tratando de cubrir la agenda albiazul con sus esporádicas conferencias tempraneras que da en los portales de Tlaxcala, cerca de la presidencia municipal a la que aspira llegar, sin embargo, su ausencia en el estado, por estar más ocupada en la agenda nacional, la hacen prácticamente desconocida entre los capitalinos, no solo eso, sus posturas no generan agenda, es más, no provocan ningún sentimiento.
En Movimiento Ciudadano navegan entre el empecinamiento de Cuco Rivas por seguir mal dirigiendo el partido a través de imponer en su lugar a priístas como sus marionetas (si de esos tricolores con los que dicen en su campaña que ni a la esquina), y la guerra que orquestó contra la delegada Sandra Aguilar, porque no le gusta que nadie le haga sombra o intervenga en el lucrativo negocio del reparto de candidaturas, por lo pronto, el partido pareciera a estas alturas que de nueva cuenta jugará en el 2024 a perder el tiempo.
Algo similar ocurre en el Revolucionario Institucional, aunque no les guste, Anabell Ávalos y Blanca Águila son las únicas cartas fuertes que tienen, la primera no necesita campaña de posicionamiento, su reciente participación por la gubernatura le da un piso sólido para ser colocada como aspirante al Senado, y la diputada Águila sigue aceitando su estructura. El problema será la derrota que tendrán en el Estado de México, porque entonces regresará a Tlaxcala el marianismo a atrincherarse y recuperar posiciones, anticipando así una nueva guerra interna.
El PRD parece cohesionado, el problema para ellos será el PAN y el PRI con quienes irán aliados, aunque no quieran, lo harán, así es el plan nacional, y en una eventual fórmula al senado seguramente el tricolor pedirá llevar mano para encabezar y el Sol Azteca tendría que ocupar la segunda posición, el asunto es simple, por número y votos, al PAN no le alcanza para subirse a la fórmula, pero no lo cederán… al tiempo.
Partidos locales como Redes Sociales, Fuerza por México y Nueva Alianza, y el nacional Verde Ecologista aspiran a seguir jugando de esquiroles de Morena y del gobierno, bueno basta ver su comportamiento a dos años de la elección: ni aportan nada al gobierno, pero tampoco a la política.
Alianza Ciudadana se cuece aparte, el orticismo es otro de esos grupos cohesionados, aliados en 2021 del PRI-PAN-PRD, rompieron el pacto tras la derrota, ahora jugarán en solitario, saben que en riesgo está su registro y apostarle a uno u otro bando los deja fuera de la próxima sucesión a la gubertura, ellos irán por seguir con su representación en el congreso, pero también por alcaldías; en las elecciones federales, en este momento, no se les ve consiguiendo espacios de candidaturas con alguno de los partidos nacionales donde es larga la fila de aspirantes.
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