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Por Edgardo Cabrera.

Pareciera una buena decisión negarles el registro a nuevos partidos políticos, de entrada, tenemos 11 en Tlaxcala, considerando los cuatro de reconocimiento estatal y siete nacionales, a los que se querían agregar otras cinco organizaciones que hicieron el procedimiento para acceder a las siempre jugosas prerrogativas y el negocio de la negociación política con el gobierno en turno.

Hay casos tan lamentables, entre esos suspirantes descalabrados, como el del ex diputado José Luis Garrido, auto nombrado “la garra”, que perdió el registro en el pasado proceso local, por la simple razón que los ciudadanos no creen en sus promesas; no es la primera vez que lo repudian, suma dos procesos con la pérdida de reconocimiento, primero como partido nacional y luego como local.

Otro caso similar es el de la familia Palacios Paredes, llevan décadas viviendo de sus partidos locales, han hecho pactos con cuanto gobernador tienen enfrente, incluida la actual, y gracias a su papel zalamero y condescendiente hicieron que los esposos fueran diputados locales plurinominales. Su voracidad y falta de trabajo por la ciudadanía derivó en la desaparición de sus institutos, pero en cada elección luchan por volver obtener el registro, ya se la saben.

Y hay otros ejemplos, dentro de esos cinco a los que el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones les cortó sus alas, que con interés legítimo decidieron romper con los partidos donde nacieron políticamente para hacer su propio proyecto, es el caso del ex diputado perredista Santiago Sesín, a quien le costó caro ser adversario de Lorena Cuéllar, por lo que además de negarles el registro, ahora deben un dineral en multas y hasta denuncia penal por falsificación tienen.

En resumen 17 organizaciones presentaron su intención de constituirse como partidos políticos para el proceso electoral 2024, pero solamente cinco llegaron a la final y todas presentaron graves omisiones en fiscalización y hasta incumplieron con la libre afiliación.

Por lo pronto ya recurrieron al Tribunal Electoral de Tlaxcala para inconformarse con la determinación del ITE, y después el pleito seguro escalará hasta la Sala Superior del TEPJF, lo cierto es que, aunque alguno lograra revertir la decisión, al final del día, el panorama no pinta nada bien. Con los once que actualmente existen, su presencia deja mucho que desear.

CLARO EJEMPLO

El intento de linchamiento de “El Jarocho”, en San Gabriel Cuauhtla, en la capital del estado, es el mejor ejemplo del desastre que trae la Triste Historia en materia de seguridad y procuración de justicia, mientras se la pasan repartiendo culpas, poniendo en marcha ocurrencias, y acusando supuestas campañas de desprestigio, en los hechos, el verdadero enemigo se llama: delincuencia.

Luego de que la semana pasada policías municipales “rescataran” de la muerte al sujeto, salió a relucir que cuenta con múltiples antecedentes penales, entre ellos 14 puestas a disposición por delitos como robo de vehículos, de autopartes, alteración del orden público, posesión de objeto apto para agredir, y más.

Con la de la semana pasada, sumó sus 15 puestas a disposición, pero también, el mismo número en que sale como la fresca lechuga para seguir delinquiendo.

En lugar de sus protocolos “bala”, para disparar contra la población, o el pago de “rescates” para quienes entreguen a los delincuentes, tendrían que estar revisando las torpezas de su personal que deriva en que jueces los liberen por falta de pruebas, malas puestas disposición, violaciones a derechos humanos, y un largo etcétera.