Estatal

EN PRIVADO

Por Edgardo Cabrera

Las recientes y constantes apariciones de la mandamás en el medio cuatroreísta Heraldo no son producto del interés periodístico, vale ver sus entrevistas zalameras que le hacen; tampoco porque al medio le interese informar algo relevante de Tlaxcala, solo consulten algunas noticias que más bien son boletines. Detrás está un nuevo negocio.

En su más reciente capítulo, la semana pasada desplegaron equipo y comunicadores para producir algunos programas, de esos que les gustan a la Triste Historia, donde hablan de lorelandia y se desviven en halagos mutuos que extienden a las redes sociales.

Pero de aquella visita que le cuento, también vinieron directivos del corporativo para sostener una reunión privada con la mandamás y su equipo, así nos lo confirmaron distintas fuentes, y el tema fue la puesta en operación del Heraldo Tlaxcala.

Creo que lo anterior no tendría nada relevante, ya que cualquier medio nacional puede poner en marcha franquicias donde se le pegue la gana, pero llaman la atención dos cosas: por un lado, la inversión comprometida vía publicidad oficial -lo que anticipa la línea editorial con la que se manejaran, hablamos de otro medio oficialista más que les robará mercado y recursos a los zalameros locales-, y por el otro lado, la entrega de Coracyt a la iniciativa privada.

Meses atrás ya algunos colegas lo habían trascendido en sus espacios de opinión, sin embargo, la duda estaba presente por las escasas señales, que fueron más evidentes luego del primer informe de gobierno, donde no escatimaron en espacios para la mandamás, y ahora, la multiplicación de entrevistas a modo aquí, ya no en la Ciudad de México, sino en lo que será su nueva plaza.

QUIEBRA

Desde la llegada de Lorena al gobierno del estado existe un desprecio por la Coracyt, no tuvo empacho en fragmentarla para atender caprichos y cotos de poder, por un lado, la cuota política al beatricismo, y por el otro, a sus ladinos.

El abandono de la televisión es claro, su barra de noticieros es similar que, con Marco Mena, hasta el nombre, formatos y horarios mantuvieron. La titular de la coordinación está de ornato, no resuelve nada, las unidades vehiculares son auténticas chatarras, al igual que el equipo, y los transmisores trabajan por obra, gracia y milagro de los experimentados técnicos e ingenieros.

El presupuesto apenas alcanza para cubrir nómina y gastos de reparación, no comercializan nada, porque a nadie le interesa invertir en un elefante reumático, y el negocio lo trasladaron a las estaciones de radio, donde se llevan al baile a la triste historia, sin que se den cuenta, porque de que son mañosos, mentirosos y tramposos, lo son.

Ante el desastre y la ruina de la Coracyt, por algo también dejaron pasar las renovaciones de permisos, no se sorprendan que en el próximo presupuesto les borren los recursos, despidan al personal y en breve declaren la quiebra, para así cederla al capital privado que, ellos sí, sabrán cómo sacarle jugo a ese patrimonio estatal a cambio de algunas cuantas migajas para el erario, y una gran ganancia para la “benefactora” del grupo.

Es el mismo modus operandi del Auto Tren, entregar la administración de bienes públicos para la explotación de un privado; los parquímetros de aquel ayuntamiento de Cuéllar; la entrega del Museo de Arte para un antrero; la Casa de Música de Apizaco para poner la clínica de psicología de un funcionario dueño de una escuela particular; y hasta el torneo de voleibol de playa para el bisne de la funcionaria federal considerada como la más corrupta de la 4T.

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