Por Edgardo Cabrera
A casi una semana de que ventilaran que la salida del PAN de la diputada federal Mariana Jiménez Zamora y su integración a la bancada de Movimiento Ciudadano fuera presuntamente forzada por el ex delegado del CEN albiazul, Julio César Hernández, los aludidos se han mantenido callados, es más, ni las dirigencias nacionales de ambos institutos políticos han dicho algo.
Y de Julio me llama la atención, es uno de esos personajes de incontinencia verbal, no dispuesto a dejar vacíos ni lagunas de información que deriven en la especulación.
El jueves pasado, en Radio Fórmula, la periodista especializada en temas políticos y asignada a la fuente del Congreso, Maru Rojas dio a conocer que fue la propia diputada federal quien así se los confesó a sus ex correligionarios con quienes se despidió personalmente.
Lo dicho por la reportera y los hechos apuntalan la hipótesis, y es que no perdamos de vista que el primero que ventiló la salida fue el morenista y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal; al ser evidenciados, Mariana Jiménez oficializó su integración a MC mediante una carta, no hubo video de por medio.
Y como el silencio también comunica, todo indica que el chapulineo no fue consensado.
A colación, este jueves de nueva cuenta estará en Tlaxcala el Coordinador Nacional de MC, Jorge Álvarez Máynez, ahora acompañado del Senador Luis Donaldo Colosio Riojas, vienen a entregar el “premio estatal Benito Juárez al mérito ciudadano”, y el galardonado será Armando Ahuatzi.
Pero el evento está empañado, la atención estará en la presencia de su nueva adhesión (si es que acude o justifican su ausencia por trabajo) y el intento por desestimar que fue obligada a chapulinear por los compromisos políticos adquiridos por el grupo político al que pertenece, no perdamos de vista, el ex alcalde apizaquense Julio Hernández ya amarró la candidatura a la presidencia municipal del 2027 para su esposa, pero no es lo único, el botín es mayor.
PERCEPCIÓN ES REALIDAD
El martes en el Congreso local se aprobaron una serie de reformas a la Ley de Seguridad que forman parte de una armonización con la general de la república, tras su entrada en vigor se crearán nuevas corporaciones, una unidad anti extorsión, grupos especiales, en fin, cual árbol de navidad, le pusieron tantos adornos que difícilmente podrán cumplir ante el preocupante déficit de policías, por cierto, dicen que deben garantizarse al menos 1 por cada mil habitantes.
En lo hechos, el INEGI colocó a Tlaxcala en el noveno lugar a nivel nacional en percepción de inseguridad, en los meses de marzo y abril pasado, con un preocupante 77.3% de ciudadanos que consideran vivir en un entorno inseguro, esa es nuestra triste realidad. Ese porcentaje de la población de 18 años y más, se sintió insegura al caminar sin compañía por la noche en los alrededores de su vivienda, y en las mujeres, la incertidumbre fue mayor.