Lo que faltaba, con la novedad que la semana pasada medio centenar de policías, entre ellos varios que ocupaban posiciones de dirección, incluso administrativos, fueron despedidos, la orden vino desde la alcoba gubernamental debido a la “supuesta” urgencia de seguir pagando compromisos de campaña.
La coyuntura de echar a andar el C5i, que en los hechos es solamente un gran cascarón sin equipo ni personal, abrió la oportunidad para correr a policías estatales so pretexto de la urgente contratación de gente, lo mismo en áreas de análisis, monitoreo y hasta inteligencia.
Pero el asunto es que los recomendados son personas cuyo único mérito y experiencia es haber participado en la campaña de la mandamás en el 2021, lo mismo se dedicaron a colgar lonas que hacerle de choferes para el acarreo, o está el singular caso de un sonidero que fue colocado como el responsable de las unidades vehiculares de toda la Secretaría de Seguridad Ciudadana, seguro ahora tendrán la mezcla musical perfecta para patrullar.
Apenas la semana pasada el protagónico Celaya se sinceró por primera vez desde que está en Tlaxcala, y reveló que existe un déficit de al menos 400 policías, pero admitió que, para operar de forma adecuada, para ser claros, dar resultados, se requieren al menos 700 elementos, en respuesta le rasuraron 50.
Entre la tropa hay malestar, porque los despedidos son personal capacitado, que patrullan, que se enfrentan a los delincuentes, o que tienen experiencia en el manejo de la dependencia, sin embargo, el primer damo metiche volvió a meter sus manos en la administración estatal, en tanto quienes disfrutan de esas intromisiones son los delincuentes.
MARCOTT
La semana reapareció en un acto público el ex gobernador Marco Mena, fue durante la inauguración de la Universidad Intercultural de Tlaxcala donde su concuña, Lorena Cuéllar cortó el listón correspondiente.
En una breve y atropellada entrevista, puso en duda su militancia priísta y más bien coqueteó con regresar a la arena electoral en 2024 de la mano de su aliada, la mandamás Morena.
Con excepción del mandatario tricolor de Coahuila, Marco, al igual que los demás tricolores que encabezaban una entidad, entregaron la plaza a López Obrador, el último fue el del Estado de México que, como en Tlaxcala, dejó a su suerte a la candidata.
Pero a diferencia de los ex mandatarios priístas, a Mena no le dieron embajada, se quedó como la muñeca fea y ahora, suponemos, esperaría su premio de consolación por cualquier otro partido cuatroteísta, dudo que lo hagan candidato en Morena, pero está el Verde, el PT o hasta el Panal.
El ascenso político de Marco se lo debe a Mariano, lo sacó del ostracismo, o mejor dicho, de la academia y del INE en la Ciudad de México, lo trajo a Tlaxcala donde lo convirtió en secretario de Turismo, lo hizo diputado local, dirigente del PRI y lo impuso como candidato a la gubernatura y lo hizo gobernador, todo en 6 años, claro, también como parte de los acuerdos entre la oligarquía que siempre ha gobernado en la entidad.
De ser candidato, veremos si su concuña también actúa con tal generosidad y le regresa el favor de la elección de 2021, como dijera la mandamás, corren las apuestas.
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