Muy lejos quedó el día del festejo por la inauguración del C5i, la triste realidad los volvió a alcanzar ya que la descoordinación, el celo, la incompetencia, y el malestar de los trabajadores por las malas condiciones laborales, dan como resultado que no aten ni desaten en su actuación, con todo y ese inmueble “cascarón” nuevo.
La muerte de un hombre frente a las oficinas estatales del PRI, en pleno centro capitalino, dejó en evidencia, una vez más, el poco valor que le da este gobierno a la vida de los seres humanos, lo que menos les preocupa es que alguien muera en sus narices, o cómo en este caso, que convulsione e ignoren las llamadas de auxilio para su atención que incluso hizo pública la dirigente partidista Anabell Ávalos, luego de que se percataran del hecho.
No es un hecho menor ni aislado, de realmente existir eficacia y coordinación, desde la primera llamada hubieran movilizado los adecuados equipos de emergencia, empezando por una ambulancia, recordemos que apenas el lunes la mandamás presumió más de 29 recién adquiridas.
Inexplicablemente, quienes llegaron primero fueron los de Protección Civil municipal (cómo para qué), más tarde la policía municipal, quienes evidentemente no pudieron hacer nada porque requerían paramédicos, ¿quién en su sano juicio los mandaría antes que a una ambulancia con personal especializado?: ¡la triste historia!, que anda más ocupada en organizar tours al C5i.
El resultado, la muerte de una persona que dicen ya es investigada por la Procuraduría General de Justicia del Estado, ojalá no solo aclaren la causa, sino la negligencia con la que actuaron los equipos de emergencia y su descoordinación.
¿AÚN VIVEN?
Solamente los panistas no se dan cuenta de lo mal que están y que han trazado el fracaso para 2024, ni el “Tlaxcala que sueñan”, ni los posicionamientos (tibios en su mayoría) que lanzan, los colocan en la simpatía ciudadana, no se perciben como partido opositor a Morena, por el contrario, parecen comparsas y alcahuetes del gobierno.
A casi año y medio de la renovación de la dirigencia estatal, el único cambio fue que excluyeron a Adriana Dávila, Pepe Temoltzin y Minerva Hernández, para dar paso al triunvirato de Ángelo Gutiérrez, Pablo Badillo y Julio Hernández, que al interior representan algo así como 47% el alcalde de Apetatitlán, 38% el de Apizaco, y 15% el ex edil.
Con ello, no hay más, entre los tres repartirán y negociarán candidaturas para el 2024. El que menos tiene, menos le darán; los que no traen consejeros, simplemente esperarán con veladora en mano un milagro, nada distinto al pasado.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, ya hay desencuentros en el triunvirato, de entrada, Julio cayó de la gracia porque quiere más de lo que puede, aunque presuma control de la dirigencia, solo trae al secretario general, Charlie Quiroz, a quien, por cierto, le pusieron mordaza.
Aunque el alcalde Pablo Badillo lleva mano, se ha dormido en sus laureles en Apizaco, Julio le quiere comer el mandado, pese a que se alejó de Tlaxcala para ocuparse como “delegado del PAN en Puebla”, dicen que trae una taparrosca desgastada, es de los rumbos de Apizaquito, no panista y quedó en el sexto lugar en la pasada elección.
Ante los desencuentros y la tibies del edil en funciones, no sería extraño que perdieran en 2024 el principal bastión azul frente a Morena, a quien ya le sobran tiradores al cargo.
Si en verdad quieren ganar, desde la dirigencia estatal que encabeza Ángelo a través de su esposa Miriam Martínez, tendrían que romper el triunvirato, porque en una de esas no solo podrían ser derrotados en diputaciones federales y senadurías, sino en el plano local hasta perder su registro… al tiempo.
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