Cuando la mandamás asegura que hay “plena” disposición de solucionar los laudos labores en el Colegio de Bachilleres, de nueva cuenta miente, o le mienten, me inclino por lo primero porque nada se mueve en el gobierno sino es con su consentimiento.
Resulta que, en campaña, cuando andaba en el regateo de votos, les prometió a los ex trabajadores que fueron despedidos en la administración del priísta Mariano González Zarur que los iba a ayudar, claro, afianzó así la repetición del discurso presidencial contra la mafia del poder que en aquella ocasión también involucró a su concuño, y entonces gobernador Marco Mena, quien tampoco atendió la demanda laboral.
Sin embargo, a casi dos años de la Triste Historia, los 64 empleados padecieron el 2 de mayo un cínico y burlón comportamiento del gobierno, resulta que, al acudir con su abogado para ejecutar un embargo, producto del laudo en el que reclaman 70 millones de pesos en conjunto, cerraron las oficinas y colocaron una lona, por cierto, plagada de faltas de ortografía, donde aseguraban un contagio masivo de Covid19.
Claro, fue una mentira, como las que nos tiene acostumbrado Darwin, recordemos que en su momento fue evidenciado por favorecer a su parentela con puestos y negocios, como ese de las cafeterías, lo cual negó, pero tras ser denunciado penalmente, se apresuró a removerlos.
Al día siguiente de la frustrada ejecutoria, terminó el “contagio masivo”, todo el personal regresó rebosante de salud, caso que tendría que ser estudiado por la comunidad científica mundial para ver la mágica recuperación de los infectados (sarcasmo).
Ahí no acaban las mentiras, en este gobierno que miente, en un intento por presumirse como el mesías de los despedidos por el malvado Zarur, antes su aliado, el director general presumió pagarle a 20 de los 64, pero nunca dijo que sólo recibieron con engaños 10 por ciento de la deuda total, por lo que pleito sigue.
Por ello es que cuando la mandamás habla de “toda la disposición”, estamos ante un embuste más para tratar de quitarse el estigma de que no cumple su palabra, en los hechos, por cada día que gobierna le surgen más decepcionados, arrepentidos y traicionados.
REMOCIÓN
Con la novedad que el titular de la Oficina para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas fue removido en total sigilo y opacidad, como le gusta a la triste historia.
En lugar de Tlalmis desde el martes despacha en esa inservible institución un pastor, literal, un predicador religioso sin importar violentar así el estado laico.
Eso no es lo peor, sino que el nuevo titular, bueno para la cantada y malo para el periodismo y la comunicación (por donde pasa hunde a sus patrones en el escarnio público y mediático), más que salvaguardar a los defensores de derechos humanos y periodistas, seguramente intentará coartarlos, fiel a su estilo, pero, además, atentando así con las normas morales de su alta encomienda eclesiástica.
La mentada oficina, recordemos, simplemente forma parte de la obligación marcada a nivel federal para tener esas representaciones, que no ayudan en nada, sometidas a los caprichos de los ejecutivos estatales y que, en el caso de Tlaxcala, su inauguración estuvo enmarcada con aquella agresión a mujeres periodistas por parte de los guaruras de la mandamás.
Recuerde me puede seguir en Facebook, twitter, instagram, tiktok y Spotify, como Edgardo Cabrera o gentetlx , o suscríbase a mi canal en youtube, o si prefiere en
www.gentetlx.com
