La Función Pública y la carabina de Ambrosio son lo mismo, la titular de esta dependencia goza de beca, sus gastos son pagados por el erario, y es un gasto, porque no hay contribución laboral.
Su única credencial para estar en el cargo es la siempre hábil Beatriz, fuera de ello, en casi 2 años de gobierno se ha caracterizado por encubrir tanto a los priístas ex funcionarios de Mena, concuño de la mandamás, como a los actuales súbditos de la triste historia que, en su mayoría también son priístas o panistas camuflajeados con chaqueta guinda.
No vamos lejos, recientemente el ex jefe del departamento de Asuntos Contenciosos de la Secretaría de Medio Ambiente, Eliseo Arteaga, evidenció que puso al tanto a la Función Pública una serie de anomalías administrativas y legales en las que incurrió personal de la Procuraduría del Medio Ambiente: alteración de actas, moches, prepotencia y abusos, por citar algunos.
Pese a solicitar la intervención de la autoridad, incluso por escrito, es la hora que la prianista no ha hecho nada, por el contrario, según el propio ex funcionario, protegió al morelense titular de Medio Ambiente y por medio de las plumas ladinas y domesticadas de Cuéllar, emprendieron una ofensiva contra el ex servidor público, incluso apelando a sus preferencias sexuales, simplemente porque tuvo el “pecado” de denunciar las anomalías y que ello le costó el puesto.
Es lo mismo que en su momento padeció la ex titular del Centro de Justicia para Mujeres, Yeny Charrez, también denunció corruptelas y no se prestó a ser cómplice o partícipe, también por eso fue removida del puesto, en tanto la Función Pública actuó como mero espectador.
Ya no hablemos del pasado, en una actitud revanchista, libró de toda culpa a los ex funcionarios del concuño de su patrona, pero se fue una administración atrás y les inició procedimientos a los marianistas, pero lo hizo mal, tan mal que esas sanciones están ya en el cesto de la basura.
Ahora, nos enteramos, que la funcionaria sueña que su mediocridad será “premiada” con una candidata para el 2024. Forma parte de la camarilla de funcionarios con suspiraciones políticas que han hundido al estado en la mediocridad, corrupción e ineficiencia que padecemos.
CAMBIOS
Bastante escondido se traen la renovación del Órgano de Fiscalización Superior, en noviembre vence el periodo de Isabel Maldonado Textle y en el Congreso del estado pareciera que no quieren aún agitar las aguas, es más, planean que sea hasta octubre cuando se emita la convocatoria y se haga el procedimiento.
Sin importar las siglas del partido que gobierna, dicho ente se ha utilizado como garrote inquisidor de los adversarios políticos, pero también, como báculo benefactor de aquellos que son leales con quien ocupa la silla de la gubernatura.
Aprovechando la coyuntura, la mandamás dio el primer paso al citar a los alcaldes para, según ella, revisar su situación y así deslizar el “borrón y cuenta nueva” para amarrarlos en las elecciones del 2024.
Pero no solo eso, a estas alturas ya suenan varios nombres para sustituir a Isabel Maldonado, uno de ellos el ex orticista Juan Manuel Lemuz, actual titular del Icatlax a quien, por cierto, el propio OFS le observó cerca de 4 millones de pesos de su gasto.
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