El poder judicial de Tlaxcala debe muchas explicaciones a los ciudadanos. En lugar de que su presidenta ande de zalamera con la mandamás, Mary Cruz debe dar la clara y rendir cuentas de por qué un sentenciado andaba por las calles de la entidad y, no solo eso, acreditándose como supuesta “madrina” de la Fiscalía General de República.
Resulta que el miércoles por la noche generó alarma entre los vecinos de la calle Reforma de Ocotlán, un aparatoso operativo que incluyó la intervención de elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado, militares, la Coordinación Nacional Antisecuestro y la Guardia Nacional, todos ellos para detener a Fernando -N-.
Al sujeto lo fueron a capturar en una privada, los vecinos refieren que el imputado se mantenía con bajo perfil, sus ausencias del domicilio que rentaba eran constantes y por largos lapsos, además, les resultaba curioso que constantemente cambiara de automóvil para trasladarse.
Resulta que dicho individuo, estuvo implicado en el año 2007 en el caso del asalto a la marisquería los Arrecifes en Apizaco y el secuestro de la dueña, de aquellos hechos que consternaron a la ciudadanía por el grado de violencia con la que actuó un comando de 7 individuos, de los que dos resultaron lesionados por arma de fuego, cuatro sujetos fueron detenidos, entre ellos su líder.
Al rendir su declaración, señalaron a Fernando N de ser el cabecilla de la banda que traía azorados a los comercios apizaquenses por una serie de atracos.
Apenas en 2018, uno de esos implicados fue condenado a 38 años de prisión, justicia que ya no vio la víctima porque en 2015 falleció víctima de cáncer.
EL HIJO DEL GOKU
Pues con la novedad que el miércoles, año 2023, al cumplimentar una orden de aprehensión, resultó que el líder de aquella banda no solo estaba libre, sino que seguía operando y, por lo visto, amplió su rango de actuación, ahora es acusado de participar en el asesinato del hijo del “Goku” en marzo pasado, cuando un comando rafageó el auto en el que se trasladaba en Calpulalpan.
La carpeta iniciada en su contra es por el delito de homicidio y aunque se espera que en breve sea capturada el resto de la banda, queda en evidencia que el sistema judicial de Tlaxcala está podrido, no se puede entender cómo alguien señalado como cabecilla de un grupo delincuencial acusado de secuestro y robo anduviera libre, no solo eso, si a uno de sus cómplices lo condenaron en 2018 a 38 años de prisión, por qué el líder gozaba de libertad.
Y eso es algo que tiene que aclarar quien encabeza el poder Judicial, porque desde antes de 2018 ya era magistrada.
Pero lo que resulta aún más preocupante, es que el esfuerzo de las autoridades de investigación estatales y federales terminen en el caño al paso de los meses y sea liberado, como ya lo consiguió en el pasado.
Es lo mismo que el caso del mentado “jarocho”, otro delincuente que fue “rescatado” de una turba que intentaba lincharlo al sorprenderlo robando un vehículo en la capital del estado, la sorpresa fue que no era la primera detenido, sumaba 14 ocasiones, las mismas en las que la impunidad se hizo presente y, por cierto, ya anda libre de nuevo.
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