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BERRINCHE

Por Edgardo Cabrera

El auto tren es un berrinche más, como ese de mantener como segundo a bordo a un personaje ocupado en su promoción personal, que, en atender la ingobernabilidad, o el otro cuya estrategia de seguridad es un fiasco que ha cobrado casi cuarenta vidas humanas por sus experimentos, o la otra, que fabrica culpables y acomoda expedientes a modo y conveniencia de la triste historia, o la de incomunicación que compra likes para engañar a su jefa.

En el caso del medio metro siguen creciendo las voces que desde la lógica ciudadana lo consideran inviable en movilidad, con solo dos kilómetros de recorrido y la exagerada inversión, no por nada desde el oficialismo dicen que es “único en el mundo”, ¿pues cómo no?, solamente en Tlaxcala hacen pasar un mini tren como una solución de transporte, en la avenida con más transporte público.

En materia ambiental representa un atentado a la flora y fauna; en materia de ingeniería, un riesgo sísmico por el terreno; en legalidad, porque carece de permisos; y la lista sigue.

Pues ante el berrinche, esta semana se sumaron más organizaciones que anunciaron acciones ciudadanas y legales en contra del proyecto tras enlistar una serie de deficiencias, entre los inconformes están Reynaldo Acoltzi Conde, Jesús Morales Acoltzi y Juan Martínez, la semana pasada también la Coordinadora Nacional de la Sociedad Civil que encabeza Domingo Meneses y colonos aledaños al bulevar Guillermo Valle también advirtieron su malestar y de acciones de resistencia.

De igual forma la semana pasada capitalinos, ambientalistas y ciudadanía en general enviaron al Congreso del estado una petición para que se revise de manera detallada el proyecto al advertir una amenaza para el medio ambiente del municipio, demanda sustentada mediante firmas.

Y mientras las voces inconformes son descalificadas desde el oficialismo, dice la mandamás que es un “grupito”, la realidad es que ese mal logrado proyecto, improvisado desde su presentación a sabiendas de carecer de permisos, se perfila a convertirse en el monumento de los negocios turbios de un gobierno, tal y como ocurrió con aquella concesión a un particular para los primeros parquímetros en un municipio de Tlaxcala.

LAS TORTAS DE MARCELO

Lo dicho, las mal llamadas corcholatas presidenciales pusieron el desorden en aquello de promover su imagen fuera de los tiempos electorales, por lo que los morenistas se quedaron sin argumentos para acusar a sus adversarios de campañas adelantadas.

Basta ver lo ocurrido el fin de semana en la capital del estado cuando la estructura de Marcelo Ebrad comandada por el diputado federal oaxaqueño Carol Antonio Altamirano, integraron los llamados comités municipales del distrito electoral federal II, alentados con el reparto de tortas y jugos al exterior del salón social donde se realizó el evento.

Es la misma práctica de los partidos políticos del viejo régimen, nada nuevo, por lo que en congruencia con sus acciones ya deben eliminar de su discurso aquello de que son diferentes y que desde su llegada cambió la forma de hacer política, la corrupción sigue y es alentada desde la cuarta transformación, lo mismo que la impunidad.

Los de Marcelo fueron los mismos que semana atrás se quejaron de la proliferación de bardas a favor de Claudia Sheinbaum. El asunto es claro, en la contienda interna las encuestas perfilan a una franca competencia entre ambos, no hay más, el resto de aspirantes son simples accesorios.