Además de los seguros con que cuenten los particulares para proteger sus bienes y propiedades, y de las donaciones que realicen los miembros de la sociedad civil, son dos las principales fuentes de financiamiento mediante las cuales habrá de emprenderse la reconstrucción de las ciudades dañadas por los recientes desastres naturales.
El primero es el Fondo de Desastres Naturales (Fonden); una partida que cada año se destina en el Paquete Económico para atender eventualidades como terremotos, huracanes e inundaciones.
Según explicó el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, este año el Fonden estaba planeado para cerrar en 9 mil millones de pesos. Sin embargo, ante los eventos recientes, tanto el presidente como el Congreso podrían considerar la posibilidad de ajustar el presupuesto.
La otra fuente de ingresos son los llamados “bonos catastróficos”.
Se trata de bonos que emite la Secretaría de Hacienda con apoyo del Banco Mundial. Son adquiridos por inversionistas que, en caso de haber desastre, deben aportar capital, y en caso de no haberlo, cobran con intereses.
Apenas en agosto, el gobierno federal renovó el mecanismo de cobertura de los bonos catastróficos por un total de 360 millones de dólares, equivalentes a poco más de 6 mil 406 millones de pesos.
De esa cantidad, hasta 150 millones de dólares –casi 2 mil 670 millones de pesos– podrían activarse en caso de sismos–. Mientras que 100 millones de dólares son para huracanes provenientes del Océano Atlántico y los 110 millones restantes para huracanes del Pacífico.
Ahora bien, ello no quiere decir que México podrá cobrar la totalidad de esas cantidades por los recientes sismos y huracanes.
Y es que, por un lado, esa cobertura es para los próximos tres años. Y por otro, antes de que los fondos sean liberados se debe verificar que los fenómenos naturales cumplan ciertas características.
En el caso de los huracanes, deben ser de categoría 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson, con verificación del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
Mientras que en el caso de los terremotos, se cubre desde los 7.8 grados en la escala de Richter, con verificación de la Sociedad Geológica de Estados Unidos.
En la evaluación no se considera la magnitud de los daños.
De este modo, el gobierno podría obtener recursos del bono debido al terremoto del pasado 7 de septiembre, que fue de 8.2 grados en la escala de Richter; pero no del de este 19 de septiembre, que fue de 7.1.
Informacio de la OTRA OPINION
